Geni Y El Zepelín (geni E O Zepelin)
                          
                               Geni Y El Zepelin
  
  de los rengos y los tuertos
  del bajo fondo del puerto
  ella anduvo enamorada
  su cuerpo es de los errantes
  vagabundos y emigrantes,
  de los que no tienen nada
  
  se entregaba desde niña
  en garajes o cantinas,
  tras la pileta, en el monte
  reina de los prisioneros,
  las locas, los pordioseros,
  los gurises del asilo
  
  
  a menudo a su cuidado
  hay viejitos deshauciados
  y viudas sin porvenir
  
  
  es buena como son pocas
  por eso la ciudad toda
  repitiendo ha de seguir:
  
  
  tírenle piedra a Geni,
  tírenle piedra a Geni
  hecha está para aguantar,
  hecha está para escupir,
  se entrega no importa a quién,
  maldita Geni
  
  
  un dia surgió brillante
  entre las nubes fluctuante
  un enorme zepelín
  
  
  se paró en los edificios
  abrió unos mil orificios
  con mil cañones así
  
  
  la ciudad toda espantada
  se quedó paralizada,
  casi se volvió jalea
  
  
  mas del zepelín gigante
  descendió el comandante
  diciendo - cambié de idea
  
  
  cuando vi en esta ciudad
  tanto horror e iniquidad
  resolví hacerla explotar
  
  
  mas puedo evitar el drama
  si es que aquella hermosa dama
  de noche se entrega a mí
  
  
  esa dama era Geni,
  mas no puede ser Geni,
  hecha está para aguantar,
  hecha está para escupir,
  se entrega no importa a quién,
  maldita Geni
  
  
  sin que se lo propusiera
  de tan ingenua y sincera
  cautivó al forastero
  
  
  el guerrero tan vistoso,
  tan temido y poderoso
  quedó de ella prisionero
  
  
  ocurre que la doncella
  - y eso era secreto de ella -
  tenía también sus caprichos
  
  
  y a darse a hombre tan nobre,
  tan oliendo a brillo y cobre,
  prefería amar los bichos
  
  
  al oir tal herejía
  la ciudad en romería
  su mano vino a besar
  
  
  el prefecto de rodillas,
  el obispo a hurtadillas,
  el banquero y su millar
  
  
  anda con él, ve Geni
  anda con él, ve Geni,
  la que nos puede salvar,
  la que nos va a redimir,
  se entrega no importa a quién,
  bendita Geni
  
  
  fueron tantos los pedidos,
  tan sinceros, tan sentidos,
  que ella dominó su asco
  
  
  esa noche lancinante
  entregóse a tal amante
  como quién se da al verdugu
  
  
  tanta suciedad él hizo
  relamiéndose de vicio
  hasta quedarse saciado
  
  
  y no bien amanecía
  partió en una nube fría
  con su zepelín prateado
  
  
  con un suspiro aliviado
  ella se acostó de lado
  y trató de sonreír
  
  
  mas luego al rayar el día
  la ciudad en gritería
  ya no la dejó dormir
  
  
  - tírenle piedra a Geni,
  tírenle piedra a Geni,
  hecha está para aguantar,
  hecha está para escupir
  se entrega no importa a quién,
  maldita Geni